La pandemia también se robó la felicidad

Resulta que la pandemia no sólo se llevó el amor, también nos ha robado la felicidad. ¿Y qué nos va a quedar?

El confinamiento por la pandemia se ha robado la hormona de la felicidad, y es que la exposición a la luz solar ayuda a la secreción de la serotonina y la dopamina, substancias que funcionan como neurotransmisores en el cerebro y que regulan el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo e incluso la función sexual. Jesús Martín Rivera Jiménez, especialista del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que el no recibir luz solar también ha trastornado los ciclos circadianos, que son los cambios de horario que el cerebro interpreta y permite diferenciar cuándo es de día y cuándo de noche, y definen qué hormonas se deben secretar o qué actividades realizar. Eso ha cambiado los hábitos de sueño; algunas personas pueden tener insomnio, les da sueño durante el día o duermen a lo largo del día y esto altera el metabolismo, el cambio de alimentación, no se tiene hora fija de comida o se tienen largos periodos de ayuno, pero sin duda, lo que más ha afectado, es el estado de ánimo.

Este especialista dice que la falta de exposición a la luz solar, puede generar a largo plazo, trastornos en el metabolismo del calcio, y por lo tanto, problemas en los huesos, además de las implicaciones en el sistema inmunológico. Comenta que si bien algunas personas han querido compensar con suplementos la falta de vitamina D que genera la luz solar, con una dieta balanceada podemos suplir la cantidad de esa vitamina que se necesita; sin embargo, es recomendable exponerse a la luz del sol por lo menos 20 minutos al día, pero si eso no es posible, hay alimentos como carnes rojas, algunos pescados y la yema de huevo, que son un complemento natural.

Redacción: Talento Médico

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