Un año después, el misterio de los orígenes del Covid-19 sigue sin resolverse

Más de un año después de su aparición en Wuhan, una docena de hipótesis están sobre la mesa para explicar de dónde viene el Sars-CoV-2 y cómo cruzó la barrera de las especies.

El 23 de enero de 2020, China confinó a los 11 millones de habitantes de la metrópoli de Wuhan, en la provincia de Hubei, considerada el epicentro del nuevo coronavirus. En ese momento, los ojos del mundo estaban puestos en el enorme mercado de mariscos y vida silvestre de Huanan, en un momento considerado como el lugar de nacimiento de la epidemia.
Más de un año después de su brote, aún se desconoce el origen del coronavirus, denominado SARS-CoV-2. Se sospecha del murciélago, se señala al pangolín, se acusa al visón, pero aún no se tiene el «vínculo intermedio» que podría explicar con certeza cómo un virus animal pudo saltar la barrera de las especies para infectar a los humanos.
Y la investigación que realizarán los expertos de la OMS aún no ha comenzado. Llegaron a China la semana pasada, deben guardar una cuarentena de dos semanas, y una vez finalizada, deberán sortear las reticencias del régimen chino.
La historia de esta pandemia comienza con un pequeño mamífero insectívoro (que principalmente de alimenta de insectos): el murciélago Herradura Mayor (Rhinolophus affilis), un murciélago que actúa como reserva de coronavirus, conocido por su facilidad de mutación y su capacidad para transmitir una especie a otra. Ésta es la única hipótesis que
hasta la fecha, ha sido aceptada.
Muy pronto, los investigadores del Instituto de Virología de Wuhan encontraron en su enorme colección de muestras un virus muy similar al SARS-CoV-2, llamado RaTG13. Lo tomaron en 2013, de un murciélago en una mina en Yunnan, a más de 1,500 km de la metrópoli de Wuhan. Pero si el RaTG13 es hasta la fecha el virus más cercano conocido del Sars-CoV-2, sólo corresponde al 96%. “Ahora bien, un 4% de diferencia en un genoma de 30,000 nucleótidos es mucho. Esto representa años de evolución”, explica Etienne Decroly, virólogo, especialista en virus emergentes y director de investigación del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de la Universidad de Aix-Marseille, en Francia. Unas 1,200 moléculas separan los dos virus. En otras palabras, el SARS-CoV-2 no descendería del RaTG13; más bien, son dos primos que se separaron del mismo antepasado común hace cuarenta o setenta años, según los especialistas.

Redacción y traducción: Irma Gómez

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